Mexico es un Estado fallido - Nota de Blogotitlan.com

por Fausto Fernández Ponte

"Que quede claro: Barack Obama no es el primer presidente afroamericano, sino el primero afroestadunidense. En América han habido varios presidentes de ascendencia africana, como en Dominicana". Agosto Roo.

I

Consígnese aquí cierta observación del general Barry McCaffrey hecha en West Point: "Estados Unidos no puede correr el riesgo de tener un Estado fallido al sur de su frontera; es muy peligroso para todos".

Hágase notar que la cita atribuida a don Richard no es reciente, sino que se remonta a enero de 2008, un año después de haber iniciado Felipe Calderón la "narcoguerra" en México. Desde entonces el deterioro ha sido dramático.

La cita refleja una percepción generalizada en ciertos círculos estadounidenses de exégesis y análisis de inteligencia y de decisión estratégica en materia de seguridad nacional en EU.

Empero, esa percepción no motivó acciones concretas en el gobierno de EU, pero fue un argumento que se esgrimió a la chita callando en el Congreso de EU para dispensar recursos financieros a la "Iniciativa Mérida".

La tesis de un Estado fallido en México fue presentada en "briefings" cerrados de los operadores legislativos de George W. Bush a ciertos senadores, cuya influencia podría decidir desenlaces deseados por don George W.

Por lo menos dos de esos "briefings", a grupos distintos de legisladores, fueron ofrecidos por Condoleeza Rice, la secretaria de Estado en el gobierno del señor Bush, y ciertos personajes del Pentágono.

II

Nótese que la señora Rice fue la primera en expresar --privada y, luego, públicamente-- la preocupación en el gobierno estadounidense por la situación en México. Sábese que se elaboraron escenarios prospectivos posibles.

Luego fue el Pentágono el que expresó esa preocupación, ya no en el gobierno del señor Bush, sino en el que se inicia de Barack Obama, a quien don Felipe visitó hace días en Washington.

Y lo que ocurre en México, prolijamente detallado por las agencias de inteligencia del gobierno estadounidense --del señor Bush-- conducen a concluir que el Estado mexicano es un Estado fallido.

Ante esos verismos, las objeciones de los secretarios de despacho del titular del Poder Ejecutivo, Patricia Espinosa (Relaciones Exteriores) y Felipe Gómez Mont (Gobernación) resultan idiotas y hasta risibles.

El señor Obama, quien, por supuesto, ha sido desde su elección en noviembre pasado destinatario de la información de inteligencia que recibía su predecesor, parece haber llegado a conclusión similar.

Desde esa perspectiva, lo que ocurre en México no es disímil de lo que ocurre en Paquistán. El gobierno de ese país ha sido rebasado por hechos sucedidos de cierta laya, que indicarían incapacidad del Estado paquistaní.

Pero Paquistán está situado a nueve mil kilómetros de Washington. México, en cambio, comparte frontera --de tres mil kilómetros-- con EU y existe una interacción económica y sociocultural asaz dinámica, aunque de vena colonial.

III

Por añadidura, a ese imperativo geopolítico --la vecindad con México-- adhiérense otros de naturaleza estratégica: en la lógica estadounidense, el Estado mexicano es su patio trasero; es "su" territorio.

Sin duda. En la psique del "Establishment" estadounidense, el del poder real y sus operadores políticos (los gobernantes), México es "suyo", mas no en sentido propietario, sino de putatividad usufructuaria.

Así es. En los 30 años que este escribidor vivió, estudió y trabajó como periodista en EU y en contacto con el poder, le era obvio que México está bajo cierta égida moral de Washington. Como un protectorado. Anexado de facto.

Y, como protectorado o país anexado de facto, a México se le registra en esos círculos no como Estado soberano, independiente --que, en términos estrictos, no lo ha sido desde Miguel de la Madrid--, sino dependiente, subordinado.

Pero bajo esa mentalidad --una mezcla de premisas geopolíticas del imperialismo, vecino poderoso y hermano mayor-- se guardan convencionalismos y formalidades que matizan, aunque no ocultan, subordinación y dependencia.

Dígase de otro estilo que, según convenga en ese momento a Washington, a México se le registra o como parte añadida del Imperio y/o consustancial de la metrópoli imperial. Un Estado sometido es, por definición, fallido.

Pero esa realidad no es reciente ni secuela de los escandalosos sexenios de Vicente Fox y el señor Calderón, sino desde "Mister Amigo", Miguel Alemán Valdés, y que Carlos Salinas y Ernesto Zedillo consolidaron ignominiosamente.