Saturday, August 27, 2011

¿Es la hora de una nueva moneda mundial?


Lindau, Alemania, agosto 26 ( EL UNIVERSAL).— Vivimos una mini-depresión no vista desde la década de los años treinta y estamos en un serio peligro de no tomar las medidas necesarias, dijo el economista y Nobel Robert Mundell.

Así lo expresó en la cuarta Reunión de Ganadores del Premio Nobel de Economía, en Lindau, donde agregó que el mundo está en una depresión que afecta a tres de los principales jugadores económicos mundiales: Estados Unidos, Europa y Japón.

"Estamos en el medio de una crisis muy grande porque no se ha hecho nada para convencer a los mercados de lograr un cambio fundamental y Europa tiene que actuar para evitar un mayor impacto", dijo.

Para modificar el rumbo, propuso que los bancos centrales de América y de Europa, podrían trabajar en conjunto bajo un nuevo régimen monetario y así tener el poder suficiente para garantizar la estabilidad necesaria y vencer a los especuladores que quieran sacar provecho como lo han hecho en los últimos años.

Además aseveró que, por la parte del viejo continente, el euro no es el culpable de los problemas financieros en la zona sino la carencia de la disciplina fiscal pues países como Grecia, Portugal e Irlanda no cumplieron cabalmente con sus deberes.

En cuanto a la crisis generada en Estados Unidos, dijo que fue resultado de las acciones tomadas por la Fed durante el segundo semestre de 2008, en junio exactamente, lo que provocó el problema global que aun se resiente.

Mundell destacó en su exposición que, aunque el dólar y el euro son las principales monedas a nivel mundial que rigen los mercados, destacó que existe la posibilidad de que tal supremacía no dure mucho y no descarta que se conforme un nuevo acuerdo de moneda mundial: el euro-dólar.

"Podría convertirse en el pivote central para restaurar el sistema monetario internacional y una moneda global", advirtió el especialista canadiense, conocido como el padre del euro.

Lo anterior lo atribuyó a tres razones en particular que pueden causar mayores afectaciones tanto al principal mercado global y a la eurozona.

"En primer plano está el riesgo de que el euro sea cada vez más disputado como moneda mundial de reemplazo del dólar; los desagradables efectos secundarios de fluctuación de los tipos de cambio y; el ascenso de China, porque los chinos utilizan una moneda extranjera y nacional como su propio moneda", explicó el analista.

Durante su ponencia, el economista pidió se tomen las medidas pertinentes para no seguir afectando los mercados en todo el mundo.

yahoo.com.mx

Thursday, August 25, 2011

Un “acto de terror y barbarie”: Calderón


El primero de muchos actos de terrorismo por venir ejecutados o provocados por la CIA ocurre en Monterrey. El titere Calderon continua su letania de 'perseguidor de los culpables' y sube los calificativos a nivel de terrorismo internacional, las palabras magicas que acompañan a la CIA a dondequiera que va.

Reporta Proceso:

MÉXICO, D.F. (apro).- El ataque al Casino Royale que ha dejado un saldo de más de 40 personas muertas, provocó dos mensajes del presidente Felipe Calderón, a través de su cuenta de Twitter:
“Estos repudiables actos nos obligan a todos a preservar en la lucha contra esos criminales sin escrúpulos. Todo el apoyo a NL”.
Momentos después agregó:
“Con profunda consternación expreso mi solidaridad con Nuevo León y con las víctimas de este aberrante acto de terror y de barbarie”.

Por su lado, en un mensaje plagado de calificativos sobre el ataque, el vocero de seguridad del gobierno federal, Alejandro Poiré, dio un comunicado a medios en el que, de manera inusual, calificó lo ocurrido, como “un acto de terror”.

Desde que Felipe Calderón lanzó su “guerra” contra el narcotráfico y la amplió al crimen organizado en general, su gobierno se había negado a admitir que hubiera terrorismo.

Inclusive, tras la explosión del coche bomba en Ciudad Juárez, la administración federal rechazó que se tratara de un acto terrosita como si declaró hoy el secretario técnico del Gabinete de Seguridad Nacional.

Sunday, August 21, 2011

Aumentan casos de Guillian- Barré en Chihuahua; desconocen causa


En lo que va del año la fisioterapeuta Elisa Márquez ha tratado 5 casos del síndrome de Guillian-Barré en el estado, lo que representa una cifra alarmante en comparación con las consultas que hacía en años anteriores.

Esta enfermedad puede atacar a la población de cualquier edad, niños, jóvenes y hasta adultos mayores, mencionó Márquez. La detección del padecimiento resulta luego de que el enfermo presenta síntomas como el hormigueo en brazos y piernas, sin embrago a la fecha se desconoce la verdadera causa de porqué se adquiere; “no hay una regla de cómo va a iniciar”, señala la experta.

El síndrome puede paralizar en un primer momento las extremidades, sin embargo en casos más difíciles, puede llegar a limitar el movimiento de los músculos respiratorios hasta impedir que el paciente respire de manera autónoma, es cuando se requiere un ventilador artificial tal como es el caso más delicado con el que trata en Elena, una niña de 8 años que no ha mostrado síntomas de recuperación.

Los pacientes que ingresaron al hospital por esta enfermedad al mismo tiempo que Elena ya caminan y se desarrollan fuera del nosocomio, sin embargo en la niña a pesar de la terapia, no hay mejora, “está el caso estancado”, dice con preocupación.

Márquez mencionó que tiene 13 años tratando el problema. De manera fija labora para el hospital CIMA pero presta su servicio en otros hospitales locales y realiza trabajos externos en otros centros de salud locales.

Saturday, August 13, 2011

Los mercenarios de Blackwater

MÉXICO, D.F. (apro).- ¿Mercenarios en México? La revelación del diario estadunidense New York Times no es nueva, Proceso documentó el hecho desde hace algunos años y, más recientemente, en febrero pasado publicó cómo es que agentes de otros países realizaron, con autoridades mexicanas a la cabeza, un operativo en el Instituto Nacional de Migración (INM) en busca de una lista de ciudadanos iraquíes, chinos y cubanos (naciones consideradas por Washington de alto riesgo por sus presuntas prácticas terroristas), pues habían ingresado a México de manera ilegal.

Como resultado del operativo, llevado a cabo el 15 de febrero, se destituyó de la Coordinación de Regulación Migratoria a Tonatiuh García Castillo, quien llevaba una década manejando libremente la entrada y salida de extranjeros, incluso alterando documentos que hicieran parecer una migración legal.

Justo cinco días antes del operativo, la secretaria de Seguridad estadunidense, Janet Napolitano, en una audiencia pública ante el comité respectivo de la Cámara de Representantes, declaró que “desde hace mucho tiempo hemos pensado qué pasaría si Al Qaeda se uniera con Los Zetas, uno de los cárteles de droga… Y sólo lo dejaré ahí”.

Como seguimiento al reportaje de Proceso sobre el operativo en el INM, la revista publicó algunas versiones de cómo había sido éste y quiénes habían estado al frente.

Según las fuentes consultadas, el operativo fue planeado por la agencia israelí de inteligencia Mossad y llevado a cabo por agentes de la CIA vestidos de civil, quienes “acompañaron” a los agentes de la Policía Federal, antes Policía Federal Preventiva (PFP).

El objetivo era buscar presuntos terroristas y establecer la forma en que habían logrado ingresar al país, y para ello no sólo se llevaron al hoy excomisionado (quien tenía el segundo puesto en importancia sólo después del comisionado), además incautaron computadores y se encontraron varios miles de pesos en escritorios de funcionarios del INM.

El semanario publicó dos reportajes sobre este tema y éstos nunca fueron desmentidos.

Existe también otra versión de cómo es que operan algunos extranjeros en México. Una de ellas es que han incursionado en actividades dentro del país a través de una agencia de seguridad estadunidense llamada Blackwater USA, que ha sido contratada recurrentemente por el gobierno de Barack Obama para que realice operaciones en diversos países con los que mantiene algún conflicto, por ejemplo Irak.

Esta empresa paramilitar privada fue fundada en 1997 por Eric Prince y Al Clark, y la sede principal está situada en Carolina del Norte, donde cuenta con un complejo de entrenamiento táctico especializado.

La firma estadunidense entrena a más de 40 mil personas al año, procedentes de distintas ramas de las Fuerzas Armadas, así como otras agencias de seguridad de varios países.

Esta agencia es una empresa privada que ofrece servicios militares de seguridad y es la contratista más importante del Departamento de Estado. Sin embargo, algunas de sus incursiones han generado malestar entre funcionarios de la Casa Blanca, como el ocurrido en septiembre de 2007, cuando la firma se vio envuelta en la muerte de una decena de civiles en el centro de Bagdad, en medio de una emboscada.

En marzo de 2009, la entonces senadora Hillary Clinton anunció que apoyaría un proyecto de ley que prohibiría que Blackwater y otras empresas mercenarias privadas operaran en Irak.
En una declaración, Clinton advirtió: “Hace tiempo que deberíamos haberle mostrado la puerta de salida a estos contratistas”.

Ese mismo día, Eric Prince, el fundador de Blackwater y exmilitar naval, anunció su renuncia a la presidencia de la empresa e incluso se cambió de nombre a la agencia por la de Ex Services LLC, en un intento por renovar la mala imagen que ha tenido en algunos países debido a la muerte de civiles en algunos operativos.

Llegó Obama a la presidencia y anunció el retiro de las tropas de Irak, sin embargo, el trabajo para los Blackwater parece no haber terminado, pues en julio de 2010 el Ejecutivo estadunidense habría autorizado a particulares hacer labores de contrainteligencia en algunos países del Continente Americano. Y quizá México haya estado incluido.
Cierto o no, la incursión de este tipo de agentes militares privados, y que en distintos momentos han sido contratados por autoridades estadunidenses, es algo que Estados Unidos realiza desde hace tiempo trabajo en el país.

Y si ello no es así, ¿cómo se justifica la incursión de aviones no tripulados que realizaron operaciones en territorio fronterizo?, o ¿cómo se entiende el trabajo que tiene la agencia aduanal del vecino país (ICE, por sus siglas en inglés) en San Luis Potosí?, y de donde por cierto venía el agente asesinado con una de las armas del polémico operativo Rápido y Furioso.

Así las cosas, y con estas evidencias, para nadie resulta hoy extraña la revelación que hace el diario estadunidense. Aquí se ha dado cuenta del trabajo de agentes extranjeros en el país, pero de lo que se desconoce es hasta dónde han participado y cómo, cínicamente, el gobierno de Felipe Calderón no sólo lo ha consentido sino posiblemente pedido, burlándose de los otros dos poderes, el Legislativo y el Judicial.

¿Pero qué otra cosa se puede esperar de quien asumió el poder burlándose de la ley y comprando a los partidos políticos? Nada que no sea abuso, violaciones, muerte y, por supuesto, desgracia para los mexicanos.

Dato

Dicen que en la Cámara de Diputados la disputa por la presidencia de la Mesa Directiva está entre Sebastián Lerdo de Tejada, un político afín al cien por ciento a Beatriz Paredes, y Amador Monroy, un mexiquense al servicio de Enrique Peña Nieto. En las próximas semanas la duda se despejará y parece que el PRD, de nuevo se quedará con las manos vacías.

Narcoinfiltración del gobierno calderonista, en la mira del embajador Anthony Wayne

En los pasos previos a su ratificación como embajador de Estados Unidos en México, Earl Anthony Wayne respondió a las inquietudes de miembros de Congreso de su país sobre la posible infiltración del narco en el gobierno mexicano –concretamente se mencionó a Genaro García Luna. Las respuestas de Wayne, experto en diplomacia y seguridad, fueron claras: viene a cooperar con el gobierno de Calderón en su guerra contra el narco, pero será prioritario en su trabajo investigar los presuntos vínculos del secretario de Seguridad Pública federal con el narco

WASHINGTON.- Ratificado como embajador de Estados Unidos en México por el Senado de su país, Earl Anthony Wayne confirmó que una de sus principales tareas será investigar seriamente los señalamientos contra Genaro García Luna por sus presuntas relaciones con el narcotráfico.

En la audiencia de confirmación del cargo para el que lo propuso el presidente Barack Obama, efectuada el 20 de julio en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadunidense, el legislador republicano por Indiana, Richard Green Lugar, le preguntó por escrito a Wayne: “Por favor, explique sus puntos de vista respecto a las acusaciones de que el secretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, está ligado al crimen organizado”.

Días después el senador Lugar recibió la respuesta de Wayne, también por escrito: “El Departamento de Estado toma con seriedad todas las acusaciones sobre los lazos del crimen organizado. Si soy confirmado (como embajador en México), yo también tomaré con mucha seriedad ese tipo de acusaciones y el equipo de la embajada de Estados Unidos les dará un seguimiento apropiado”.

Lugar, el republicano de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, siempre se ha interesado en las sospechas sobre García Luna (Proceso 1780) y en la versión de que la lucha militarizada del presidente Calderón no está dirigida contra el cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán Loera. (Extracto de un reportaje que se publica esta semana en la edición 1815 de la revista Proceso, ya en circulación)

La narcoinsurgencia en México, de “alto riesgo” para EU

Los halcones estadunidenses de la guerra consideran que Al Qaeda y el Islam radical ya no son amenazas tan graves, razón por la cual están volando sobre México. Alentados por la permisividad del gobierno de Felipe Calderón, especialistas de las principales escuelas militares de Estados Unidos esgrimen el término “narcoinsurgencia” para proponer que México combata más decididamente al crimen organizado… y si es con ayuda de sus tropas, mejor

El consentimiento del gobierno de Felipe Calderón para una creciente operación de agentes de Estados Unidos en México, incentivó a especialistas militares de ese país a promover un cambio –de Irak y Afganistán a México– en sus prioridades estratégicas para enfrentar “la guerra multidimensional” que representa el combate al narcotráfico.

Profesores e investigadores del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, del Comando Norte, de la Universidad Militar Americana y del Centro de Estudios Avanzados sobre Terrorismo buscan que la administración de Barack Obama sustituya el Plan Mérida por uno de mayor alcance que considere al narcotráfico en México como un importante “riesgo estratégico” para la seguridad estadunidense.

Concentrados en el análisis de lo que definen como “delincuencia de alta intensidad” que se debe combatir con “campañas de contrainsurgencia” a cargo de las Fuerzas Armadas, los especialistas han publicado sus trabajos a título personal en Small Wars Journal (http://smallwarsjournal.com), “un sitio no gubernamental, oficial o corporativo” administrado por la Small Wars Foundation, creada por integrantes de los cuerpos de Marina para promover la defensa de los intereses nacionales de Estados Unidos.

Desde el año pasado, pero con más frecuencia en lo que va de 2011, la página ha publicado análisis sobre la decisión de Calderón de incrementar la presencia de Estados Unidos en la guerra que le declaró al narcotráfico al inicio de su administración, en diciembre de 2006, y que desde entonces ha dejado más de 50 mil muertos, miles de desaparecidos y numerosos desplazados. (Extracto del reportaje principal que aparece en la edición 1815 de la revista Proceso, ya en circulación)

Tuesday, August 9, 2011

Confiesa el Vicentillo que fue informante de la DEA a cambio de impunidad


Extraido de Rio Doce

El Gobierno estadounidense tiene años sabiendo cómo localizar a Joaquín el Chapo Guzmán e Ismael el Mayo Zambada, pero no los arrestan porque ambos informan a la DEA sobre bandas rivales que operan en México, revela una moción presentada por abogados de Vicente Zambada Niebla, como parte del desahogo de pruebas para demostrar que el Vicentillo actuó con Autoridad Pública para el tráfico de droga a Chicago y otras partes de Estados Unidos.

“La DEA acordó con el Chapo, el Mayo y otros líderes del cártel de Sinaloa no interferir con el tráfico de drogas que ellos realizaran, y también se comprometió a no arrestarlos, incluso, alertarlos si otras agencias mexicanas o estadounidenses entraban en su territorio”, se lee en la moción de 16 páginas, presentada el pasado 29 de julio en una corte federal, al norte de Chicago.

De fundamentar los abogados esa acusación, ya sea con grabaciones, videos o documentos, toda declaración hecha por el Gobierno estadounidense por acabar el tráfico de drogas, lo mismo que la recompensa de cinco millones de dólares que ofrece la DEA por capturar al Chapo o al Mayo, incluso la guerra contra las drogas que encabeza México y que ha costado miles de muertes en todo el país, resultaría apenas una pantomima que podría generar un escándalo mayor al de Rápido y furioso.

“Las pruebas están y en su momento serán presentadas”, dijeron los abogados del Vicentillo a Ríodoce, aunque sin precisar qué tipo de pruebas son.

El presunto pacto

De acuerdo con el documento 09-CR-00383 presentado ante la Corte, la defensa explica cómo en 1995 el cártel de Sinaloa se fue prestando para informar al Gobierno de Estados Unidos sobre sus distintas operaciones.

Todo comenzó —precisa el documento—, cuando Humberto Loya Castro, abogado del cártel y uno de sus principales consejeros, fue acusado junto con el Chapo Guzmán y el Mayo Zambada de dirigir el tráfico de droga de esa organización, según precisa la acusación 95-CR-0973 presentada ese año ante una corte federal del sur de California.

Esa acusación habría de ser rechazada en el 2008, cuando la DEA expuso ante la Corte que Loya Castro tenía diez años informando al Gobierno de Estados Unidos sobre las operaciones que realizaba su organización y otros grupos delictivos de México. De esa manera Loya Castro quedó eximido de toda acusación.

No obstante, la necesidad de la DEA por conocer más sobre los cárteles en México, hizo que en algún punto, antes del 2004 y el 2010, el Gobierno de Estados Unidos acordara agregar como informantes al Chapo y Mayo, lo mismo que a otros líderes del cártel de Sinaloa.

Como recompensa, el Gobierno de Estados Unidos se comprometería a revocar toda acusación hecha contra Humberto Loya, además de no interferir con el tráfico de drogas que encabezaría el grupo que él representaba, como tampoco a arrestar, ni a él, ni al Chapo ni al Mayo, ni al Vicentillo. El pacto sin embargo, pronto habría de ser roto.

Relaciones peligrosas

Durante varios años, Loya Castro fue la única conexión entre el Gobierno de Estados Unidos y el cártel de Sinaloa, y funcionaba de la siguiente manera: Loya Castro se veía con el Chapo y el Mayo, y entonces se comunicaba con la gente de la DEA para elegir un punto de encuentro y ahí proporcionarles la información que previamente le habría entregado el Chapo y el Mayo, según expone el documento.

Tras el encuentro, ni lo agentes de la DEA ni el ICE, la otra agencia que aparentemente sabía de ese operativo, se comprometía a no seguir a Loya Castro cuando este iría a entrevistarse con los líderes del cártel de Sinaloa.

“Loya Castro decía a los agentes cuándo se vería con el Chapo o el Mayo, y el compromiso era no dirigir ningún tipo de espionaje o monitoreo para dar con el paradero de uno o de otro, por lo que ambos capos podían sentirse seguros”, expone el documento.

Además de esa protección, el Gobierno estadounidense se comprometía también a alertar a los líderes del cártel cuando agencias mexicanas o de Estados Unidos iniciaran una investigación, o bien, un operativo en territorios que fueran dirigidos por ellos.

“Tenemos evidencia de cómo Loya Castro era informado por agentes de la DEA para que alertaran a sus jefes, aun cuando existían órdenes de aprensión contra el Mayo, el Chapo y otros líderes del cártel, incluyendo al Vicentillo”, explica el documento.

Asimismo, agrega la defensa, el Gobierno de Estados Unidos no proporcionaba ningún tipo de información con el Gobierno de México, que pudiera afectar al cártel de Sinaloa, para con ello asegurar que no fueran arrestados

Así fue como todos los líderes del cártel de Sinaloa podían continuar sus actividades de tráfico de drogas, mientras proporcionaran informes sobre bandas rivales, incluyendo el Vicentillo, quien se había convertido en otro de los informantes del Gobierno estadounidense, y la DEA estaba consciente de ello.

“Los representantes de la DEA dijeron que su gobierno estaba muy agradecido de la ayuda que significaba los informes dados por el Vicentillo”, señala el documento.

La traición

La noche que lo arrestaron, el Vicentillo venía de verse con agentes de la DEA.

De acuerdo al documento, el encuentro se habría realizado en el hotel Sheraton de la Ciudad de México, el 17 marzo del 2009. El objetivo era introducir a Zambada Niebla al Gobierno estadounidense con la intención de que él personalmente proporcionara información, pero al mismo tiempo, hacer que Loya Castro no fuera el único informante directo.

“La DEA quería establecer una conexión más directa con otros miembros del cártel y Zambada Niebla pensaba que un acercamiento con el Gobierno de Estados Unidos les brindaría mayor protección y lo volvería inmune a cualquier arresto y acusación, razón por la cual accedió a verse con agentes de la DEA”, explica la moción.

La tarde del 17 de marzo, Zambada Niebla se habría de ver con representantes estadounidenses bajo el previo acuerdo que no sería arrestado, ya que lo único que la DEA deseaba era obtener información sobre cárteles rivales, y que incluso, altos funcionarios del Gobierno de Estados Unidos estaban enterados.

Ese compromiso hizo suponer al Vicentillo que toda acusación en su contra hecha por Estados Unidos sería revocada y que por tanto sería inmune a toda acusación futura.

Fue así que el Vicentillo aceptó el acuerdo y entonces se entrevistó con los agentes, a quienes proporcionó toda la información que llevaba consigo, a lo que los agentes de la DEA, aparentemente, “quedaron muy agradecidos” por el apoyo y entonces acordaron nuevamente verse en un futuro. Entonces, el hijo del Mayo Zambada abandonó la reunión.

Poco más de cinco horas después el Vicentillo fue arrestado por elementos del Ejército mexicano en la colonia Jardines del Pedregal de la Ciudad de México.

Carta blanca para traficar

La moción de Zambada Niebla hace referencia a cómo el Gobierno de Estados Unidos históricamente ha proporcionado protección e inmunidad a grupos criminales a cambio de información, y en retorno, estos grupos cometen todo tipo de ilícitos, incluyendo homicidios, y tráfico de droga, como es el caso del cártel de Sinaloa.

La estrategia se le conoce como Divide & Conquer (Divide y Conquistarás), y la fórmula funciona beneficiando a una organización para que le ayude a atacar a otras, algo que el Departamento de Justicia y varias de sus agencias ha implementado en México.

En este caso, el Gobierno estadounidense logró un acuerdo con el cártel de Sinaloa para destruir otros cárteles de la droga. Bajo ese esquema, Estados Unidos dio Carta Blanca al Chapo, al Mayo y otros líderes del cártel de Sinaloa para transportar miles de toneladas a Chicago y otras partes de Estados Unidos, además del compromiso de no arrestarlos y fincarles acusaciones en cortes estadounidenses.

“Bajo esa serie de esquemas, es evidente que Zambada Niebla actuó con Autoridad Pública, lo cual lo eximiría de las acusaciones que tiene en su contra”, señala el documento.

Igual que Rápido y furioso

De comprobar la defensa que efectivamente Zambada Niebla actuó con Autoridad Pública, el caso podría resultar tan polémico como Rápido y furioso, un operativo orquestado por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego, Explosivos y Tabaco (ATF), en el que agentes de esa oficina permitieron el trasiego de miles de armas de Estados Unidos a México.

Al respecto, el Gobierno de Estados Unidos tendría que explicar, como actualmente ocurre con Rápido y furioso, los acuerdos hechos con el cártel de Sinaloa, ya que por una parte exige la destrucción y desmantelamiento de los cárteles de la droga, pero por otro pide la ayuda del cártel de Sinaloa, en tanto miles de toneladas de drogas son introducidas a Estados Unidos.

Sobre esas acusaciones, ni la DEA ni el DOJ comentaron nada, “por la magnitud de las acusaciones, además de tratarse de un caso que aún se estaba ventilando en la Corte”.

Randall Samborn, vocero del Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ), dijo que no comentarían de momento nada referente a las pruebas presentadas por la defensa del Vicentillo, pero que los fiscales tendrían que responder a esos señalamientos para antes del 9 de septiembre.

“Es todo lo que tenemos que decir de momento”, dijo Randall en un escueto comunicado enviado a Ríodoce.

La conclusión

La moción concluye: “La evidencia indica que el Departamento de Justicia no solo permitió a criminales contrabandear armas, sino que con los dólares de los contribuyentes, en forma de pagos a informantes, pudo haber financiado a los que participan en tales actividades”.

Es evidente que el FBI y otros representantes del Gobierno permitieron deliberadamente que algunas de las armas terminaran en las manos del cártel de Sinaloa y que algunas de las personas asesinadas por esas armas eran agentes de la ley.

“Zambada Niebla afirma que la documentación que solicita del Gobierno de EU, confirmará que las armas recibidas por los miembros del cártel de Sinaloa y sus líderes en la operación Rápido y furioso fueron recibidas conforme al acuerdo celebrado entre el Gobierno de los Estados Unidos y Loya Castro, en nombre del cártel de Sinaloa”.

Los alegatos de Zambada Niebla, incluso hacen referencia al famoso caso de La Casa de la Muerte, llamado así por Narco News, que ha publicado una serie exhaustiva de reportajes de investigación sobre el caso de asesinatos en masa que se remontan a 2004, y del cual, Estados Unidos tiene material relativo a los asesinatos de La Casa de la Muerte, en Ciudad Juárez, y que fueron cometidos por informantes del gobierno de ese país.

De acuerdo con el Informe de Evaluación Conjunta, los agentes del Gobierno de Estados Unidos sabían de los asesinatos que iban cometer sus informantes, pero no tomaron ninguna medida para informar ni al Gobierno mexicano ni a las víctimas, ya que determinaron que “era más importante proteger la identidad de sus informantes”.

“Los informantes estaban ayudando al Gobierno de Estados Unidos en las investigaciones de los grandes narcotraficantes y el Gobierno determinó que la muerte de más de un centenar de ciudadanos mexicanos era un precio aceptable a pagar por lo que les permite continuar sus investigaciones de narcotráfico”.


La pretensión desenmascarada

De acuerdo con una serie de entrevistas a exagentes de la DEA realizadas por Bill Conroy para el portal The Narcosphere, será difícil que Zambada Niebla compruebe que efectivamente actuó con Autoridad Pública, mientras que por otro lado, los fiscales del caso no descartan de manera absoluta que el Vicentillo “no era un activo del Gobierno estadounidense”.

Los fiscales solo exponen que “el Gobierno niega que el acusado (Zambada Niebla) tuvo autorización del poder público cuando cometió los delitos graves de los que se le acusa”.

Ello significa que aun cuando a Zambada Niebla se le hubiera ofrecido algún pacto a cambio de su cooperación, el acuerdo no procedería en los actos específicos que se le imputan en la acusación en su contra.

Los fiscales federales también piden que la corte ordene a Zambada Niebla que muestre, antes del juicio, “evidencia de que un oficial u oficiales específicos estadounidenses o funcionarios con autoridad real o aparente (le) autorizaron expresamente la importación de varios kilogramos de cocaína y heroína a los Estados Unidos, como se sostiene en la acusación, o que expresamente (le) aseguraron que estos hechos no revestían carácter penal, y que (él) razonablemente confió en estas comunicaciones”.

Narco News habló con varios exagentes de la DEA y el FBI sobre la afirmación de Zambada Niebla de que él trabajaba, en esencia, como informante para el Gobierno de los EU. Ninguno de los exagentes, que pidieron que sus nombres no se revelaran, se considera fuera del ámbito de la posibilidad de que Zambada Niebla podría haber llegado a un acuerdo con el Gobierno de los EU.

“Para hacer esa afirmación, Zambada Niebla ha puesto sencillamente su vida en peligro al exhibirse a sí mismo como un informante, un movimiento extremo que parece indicar que al menos él cree que había un acuerdo en curso”, expone el exagente al portal.

Todos los exagentes coinciden en que, a menos que Zambada Niebla cuente con una prueba legal de sus declaraciones, tiene pocas posibilidades de triunfar, y al menos uno de los exagentes dijo que los fiscales probablemente no lo habrían desafiado para producir esa prueba si no tuvieran un alto grado de confianza de que no existe.

Un exagente del FBI lo explicó de esta manera: “Las directrices generales del fiscal de los EU, para los informantes requiere que exista un documento escrito llamado un ‘memorándum (memo) que ampara actividades ilegales’, firmado por ambas partes. En este documento se explica exactamente lo que el informante está autorizado a hacer y se le dice que puede ser procesado por cualquier otra actividad ilegal. Esto debería ser proporcionado a la defensa en la averiguación previa, sin embargo, no siempre sucede. Algunos abogados no son conscientes de esto y no lo piden en la averiguación y el Gobierno no lo cede fácilmente.

“Sospecho que el Gobierno no proporcionó este documento a la defensa y es por eso que ahora exige que el acusado provea pruebas de su estatus... Sería muy fácil demostrar lo que estaba autorizado a hacer teniendo el memo. (Así que) este puede ser un caso donde el memo nunca se elaboró”.

Sin embargo, abogados y gente familiarizada con el caso, han repetido en varias ocasiones que ellos cuentan con pruebas fehacientes que en su momento utilizarán a favor del Vicentillo, y que es cuestión de esperar el momento indicado.

“Hay documentos que han sido utilizados en corte, incluso, muchas de ellas utilizadas por agentes de la DEA y bajo juramento, y esas transcripciones las presentaremos en el momento indicado a favor de Zambada Niebla”, dijo una persona que está familiarizada con el caso.

La tríada militar

Extraido de Eje Central

La tríada militar

Raymundo Riva Palacio

August 8, 2011
— 12:00 am

Hay mucho ruido en torno a la Ley de Seguridad Nacional que distrae y esconde una lucha dentro del gobierno federal que se arrastra desde que se presentó la iniciativa hace 28 meses. En 2010, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, habló por teléfono con el coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, Francisco Rojas, para apurarlo a aprobar la minuta en los términos como la había aprobado el Senado en abril. Rojas, al enfrentar la oposición de la coordinadora del PAN, Josefina Vázquez Mota, quien pidió revisarla y enmendarla, la congeló.

Lo que reflejaba ese momento es uno de los episodios más delicados que ha vivido la administración de Felipe Calderón, y probablemente el choque más serio dentro de las Fuerzas Armadas desde que en vísperas de las elecciones presidenciales en 1994, un grupo de coroneles preguntó en Washington cuál sería la reacción del gobierno de Bill Clinton si, en caso de violencia en la jornada electoral, intervinieran militarmente. La respuesta informal del Departamento de Estado fue que no reconocerían un gobierno surgido en esas condiciones.

La experiencia y el tiempo ha enseñado a los militares que no necesitan gobernar para tener poder, aunque para ejercerlo realmente necesitan del consenso de todo el mando de las Fuerzas Armadas. Hoy eso no existe, sino una tensión interna entre el sector más abierto del Ejército, representado por el secretario de la Defensa, el general Guillermo Galván, y el sector más duro que encarnan el subsecretario , general Carlos Demetrio Gaytán, el oficial mayor, general Roberto Miranda, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, general Luis Arturo Oliver Cen.

La necesidad de un marco jurídico que blinde a las Fuerzas Armadas en sus tareas dentro del marco de la guerra contra las drogas unió a los militares. La reforma la Ley de Seguridad Nacional vigente desde 2005, los ha dividido. El sector más duro del Ejército orilló al general Galván a plantear zonas de excepción –estados de sitio- que fueran declaradas únicamente por el Ejecutivo, sin mediar el Congreso ni los gobiernos locales, así como atribuciones que corresponden a la autoridad civil, como tareas de investigación policial, cateos y funciones de ministerio público.

La urgencia planteada por Gómez Mont a Rojas –y respaldada implícitamente por el presidente Calderón- acotaba las aspiraciones del alto mando militar, y buscaba que con una aprobación rápida podrían neutralizarse las presiones del sector duro del Ejército. De acuerdo con protagonistas de aquellas negociaciones, Rojas no entendió el problema en toda su dimensión y favoreció indirectamente a ese sector, que durante el último año fue ascendiendo dentro de la estructura de mando –todos fueron promovidos- y adquiriendo un mayor poder dentro de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Los tres generales que encarnan al sector más duro del Ejército vienen de la rama de la Caballería –el general secretario procede de Artillería-, y tienen experiencia de mando de tropa. Representan un creciente poder incrustado en la cúpula de las Fuerzas Armadas que reúnen habilidades y capacidades. Los generales Gaytán y Oliver Cen tienen amplia experiencia en el combate al narcotráfico –el subsecretario fue comandante de la Sección Décima del Estado Mayor de la Defensa Nacional, que se encarga de operaciones contra el narcotráfico-, mientras que el general Miranda tiene nexos con la clase política –producto de los seis años que pasó al lado del presidente Ernesto Zedillo, como jefe del Estado Mayor Presidencial-.

El general Gaytán fue promovido a la Subsecretaría de la Defensa el 16 de septiembre pasado, cuando se presentó ante la sociedad política montado en un caballo al frente de la parada militar, y se mantuvo estático frente al balcón presidencial de Palacio Nacional, mientras duraba el desfile. El general Gaytán ya fue designado para encabezar el desfile militar el próximo año, en un mensaje anticipado al alto mando, al ser tradicionalmente la cabeza del último desfile del sexenio quien encabece la terna para la designación del nuevo secretario de la Defensa.

La presión de esta tríada venía en ascenso cuando volvió a plantearse la discusión de las reformas a la Ley de Seguridad Nacional y buscar su aprobación durante el periodo extraordinario en este verano, que coincidió con varios incidentes donde participaron militares en la muerte de civiles. El más grave, porque no hubo margen a equivocación, se dio en mayo pasado en Cuernavaca, cuando la policía municipal entregó al Ejército al joven Jethro Ramsés Sánchez, quien dos días después de ingresar a la zona militar, apareció muerto en la calle.

La violación de los derechos humanos por parte de los militares, que ha crecido durante la guerra contra las drogas, les redujo capacidad de acción y presión. Pero ni les ha quitado la iniciativa, ni ha anulado su pretensión de tener atribuciones por encima del poder civil, de acuerdo con personas en el centro de la negociación. Entraron en un periodo de repliegue mientras, se puede alegar, baja la atención sobre las Fuerzas Armadas. El ruido en el Congreso y los gritos del poeta-activista Javier Sicilia, también se puede argumentar, no ayudan a ver el fondo de todo lo que está en juego.

Al polarizarse la discusión entre los civiles, se empuja a definiciones bipolares. Si hay zonas del país donde la gente no le importan estas turbulencias de la democracia y quieren paz sin importar que el camino por la que la plantea el Ejército puede conculcar libertades, no puede descartarse la posibilidad de que se apruebe una nueva Ley de Seguridad Nacional afín no a los intereses nacionales que aspiran la consolidación de las libertades, sino que responde al diseño de seguridad nacional en la cabeza de esta tríada en el poder militar.

U.S. Widens Role in Battle Against Mexican Drug Cartels


Taken from The New York Times

WASHINGTON — The United States is expanding its role in Mexico’s bloody fight against drug trafficking organizations, sending new C.I.A. operatives and retired military personnel to the country and considering plans to deploy private security contractors in hopes of turning around a multibillion-dollar effort that so far has shown few results.

In recent weeks, small numbers of C.I.A. operatives and American civilian military employees have been posted at a Mexican military base, where, for the first time, security officials from both countries work side by side in collecting information about drug cartels and helping plan operations. Officials are also looking into embedding a team of American contractors inside a specially vetted Mexican counternarcotics police unit.

Officials on both sides of the border say the new efforts have been devised to get around Mexican laws that prohibit foreign military and police from operating on its soil, and to prevent advanced American surveillance technology from falling under the control of Mexican security agencies with long histories of corruption.

“A sea change has occurred over the past years in how effective Mexico and U.S. intelligence exchanges have become,” said Arturo Sarukhán, Mexico’s ambassador to the United States. “It is underpinned by the understanding that transnational organized crime can only be successfully confronted by working hand in hand, and that the outcome is as simple as it is compelling: we will together succeed or together fail.”

The latest steps come three years after the United States began increasing its security assistance to Mexico with the $1.4 billion Merida Initiative and tens of millions of dollars from the Defense Department. They also come a year before elections in both countries, when President Obama may confront questions about the threat of violence spilling over the border, and President Felipe Calderón’s political party faces a Mexican electorate that is almost certainly going to ask why it should stick with a fight that has left nearly 45,000 people dead.

“The pressure is going to be especially strong in Mexico, where I expect there will be a lot more raids, a lot more arrests and a lot more parading drug traffickers in front of cameras,” said Vanda Felbab-Brown, a counternarcotics expert at the Brookings Institution. “But I would also expect a lot of questioning of Merida, and some people asking about the way the money is spent, or demanding that the government send it back to the gringos.”

Mexico has become ground zero in the American counternarcotics fight since its cartels have cornered the market and are responsible for more than 80 percent of the drugs that enter the United States. American counternarcotics assistance there has grown faster in recent years than to Afghanistan and Colombia. And in the last three years, officials said, exchanges of intelligence between the United States and Mexico have helped security forces there capture or kill some 30 mid- to high-level drug traffickers, compared with just two such arrests in the previous five years.

The United States has trained nearly 4,500 new federal police agents and assisted in conducting wiretaps, running informants and interrogating suspects. The Pentagon has provided sophisticated equipment, including Black Hawk helicopters, and in recent months it has begun flying unarmed surveillance drones over Mexican soil to track drug kingpins.

Still, it is hard to say much real progress has been made in crippling the brutal cartels or stemming the flow of drugs and guns across the border. Mexico’s justice system remains so weakened by corruption that even the most notorious criminals have not been successfully prosecuted.

“The government has argued that the number of deaths in Mexico is proof positive that the strategy is working and that the cartels are being weakened,” said Nik Steinberg, a specialist on Mexico at Human Rights Watch. “But the data is indisputable — the violence is increasing, human rights abuses have skyrocketed and accountability both for officials who commit abuses and alleged criminals is at rock bottom.”

Mexican and American officials involved in the fight against organized crime do not see it that way. They say the efforts begun under President Obama are only a few years old, and that it is too soon for final judgments. Dan Restrepo, Mr. Obama’s senior Latin American adviser, refused to talk about operational changes in the security relationship, but said, “I think we are in a fundamentally different place than we were three years ago.”

A senior Mexican official, speaking on condition of anonymity, agreed. “This is the game-changer in degrading transnational organized crime,” he said, adding: “It can’t be a two-, three-, four-, five- or six-year policy. For this policy investment to work, it has to be sustained long-term.”

Several Mexican and American security analysts compared the challenges of helping Mexico rebuild its security forces and civil institutions — crippled by more than seven decades under authoritarian rule — to similar tests in Afghanistan. They see the United States fighting alongside a partner it needs but does not completely trust.

Though the new United States ambassador to Mexico was plucked from an assignment in Kabul, Afghanistan, the Obama administration bristles at such comparisons, saying Mexico’s growing economy and functioning, though fragile, institutions put it far ahead of Afghanistan. Instead, administration officials more frequently compare Mexico’s struggle to the one Colombia began some 15 years ago.

Among the most important lessons they have learned, they say, is that in almost any fight against organized crime, things tend to get worse before they get better.

When violence spiked last year around Mexico’s industrial capital, Monterrey, Mr. Calderón’s government asked the United States for more access to sophisticated surveillance technology and expertise. After months of negotiations, the United States established an intelligence post on a northern Mexican military base, moving Washington beyond its traditional role of sharing information to being more directly involved in gathering it.

American officials declined to provide details about the work being done by the American team of fewer than two dozen Drug Enforcement Administration agents, C.I.A. officials and retired military personnel members from the Pentagon’s Northern Command. For security reasons, they asked The New York Times not to disclose the location of the compound.

But the officials said the compound had been modeled after “fusion intelligence centers” that the United States operates in Iraq and Afghanistan to monitor insurgent groups, and that the United States would strictly play a supporting role.

“The Mexicans are in charge," said one American military official. “It’s their show. We’re all about technical support.”

The two countries have worked in lock step on numerous high-profile operations, including the continuing investigation of the February murder of Jaime J. Zapata, an American Immigration and Customs Enforcement agent.

Mexico’s federal police chief, Genaro García Luna, put a helicopter in the air within five minutes after receiving a call for help from Mr. Zapata’s partner, the authorities said. Then he invited American officials to the police intelligence center — an underground location known as “the bunker” — to work directly with Mexican security forces in tracking down the suspects.

Mexican officials hand-carried shell casings recovered from the scene of the shooting to Washington for forensics tests, allowed American officials to conduct their own autopsy of the agent’s body and shipped the agent’s bullet-battered car to the United States for inspection.

In another operation last week, the Drug Enforcement Administration and a Mexican counternarcotics police unit collaborated on an operation that led to the arrest of José Antonio Hernández Acosta, a suspected drug trafficker. The authorities believe he is responsible for hundreds of deaths in the border city of Ciudad Juárez, Mexico, including the murders of two Americans employed at the United States Consulate there.

While D.E.A. field officers were not on the scene — the Mexicans still draw the line at that — the Americans helped develop tips and were in contact with the Mexican unit almost every minute of the five-hour manhunt, according to a senior American official in Mexico. The unit, of about 50 officers, is the focus of another potentially ground-breaking plan that has not yet won approval. Several former D.E.A. officials said the two countries were considering a proposal to embed a group of private security contractors — including retired D.E.A. agents and former Special Forces officers — inside the unit to conduct an on-the-job training academy that would offer guidance in conducting operations so that suspects can be successfully taken to court. Mexican prosecutors would also work with the unit, the Americans said.

But a former American law enforcement official familiar with the unit described it as one good apple in a barrel of bad ones. He said it was based on a compound with dozens of other nonvetted officers, who provided a window on the challenges that the Mexican police continue to face.

Some of the officers had not been issued weapons, and those who had guns had not been properly trained to use them. They were required to pay for their helmets and bulletproof vests out of their own pockets. And during an intense gun battle against one of Mexico’s most vicious cartels, they had to communicate with one another on their cellphones because they had not been issued police radios. “It’s sort of shocking,” said Eric Olson of the Woodrow Wilson Center. “Mexico is just now learning how to fight crime in the midst of a major crime wave. It’s like trying to saddle your horse while running the Kentucky Derby.”

Friday, August 5, 2011

Responden diputados a Javier Sicilia: “no hubo traición”



Proceso

MÉXICO, D.F. (apro).- El poeta Javier Sicilia anunció la suspensión temporal de los diálogos que se tenían pactados con los poderes Legislativo y Ejecutivo, luego de la irritación que provocó en el movimiento que encabeza la aprobación de la minuta de Ley de Seguridad Nacional en la Cámara de Diputados.

En respuesta, los legisladores panistas Josefina Vázquez Mota y Javier Corral pidieron al movimiento de paz no sentirse traicionado; y en un intento por reparar el alejamiento dijeron que se trata de un “anteproyecto” de ley que puede tener todos los cambios que se demandan, incluso el rechazo total de la iniciativa de ley y la elaboración de una nueva.

Al mediodía, frente al Palacio Legislativo, el líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad aclaró que no se trata de un rompimiento, sino de una suspensión que se mantendrá hasta que haya una señal de que las autoridades honrarán su palabra, de que tomarán en cuenta a la ciudadanía para la elaboración de un paquete de iniciativa de ley.

Anunció que no entraría a la reunión que se tenía programada para este jueves a las 13:00 horas con la Junta de Coordinación Política que encabeza la diputada panista Josefina Vázquez Mota, porque para el movimiento ciudadano los legisladores no están respetando su palabra al aprobar la minuta de la Ley de Seguridad Nacional con la que solamente están reforzando la guerra contra el narcotráfico.

“Los compromisos son los compromisos, que honren su palabra”, reclamó Sicilia.

El sacerdote Miguel Concha reprochó que el Congreso de la Unión haya citado a organizaciones defensoras de los derechos humanos a expresar su opinión ante las comisiones de Gobernación, Defensa y Derechos Humanos y, al final, no tomara en cuenta sus posiciones.

Dijo que las organizaciones sociales propusieron una ley de seguridad humana y no belicista; una ley conforme a un estado democrático y no de un régimen autoritario.

El sacerdote dominico, director del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria insistió en que el diálogo se suspende hasta que los legisladores den señales de respetar su palabra

“No hubo traición”, dicen diputados

Por la tarde, después de una reunión a puerta cerrada que duró cinco horas y en la que participaron todos los partidos políticos, la legisladora panista, presidenta de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Josefina Vázquez Mota, leyó un comunicado conjunto en el que manifiestan su disposición y voluntad de mantener el diálogo con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que se inició el pasado 28 de julio en el Castillo de Chapultepec.

En dicha reunión los diputados del PT, Porfirio Muñoz Ledo y Mario Di Constanzo, propusieron que se retirara la minuta de Ley de Seguridad Nacional presentada por el diputado panista Javier Corral como presidente de la Comisión de Gobernación. Sin embargo, fue rechazada y se propuso mantenerla bajo la precisión de que se trata de un “anteproyecto” que puede ser modificado en todas sus partes, si es que así lo acuerdan en conferencia parlamentaria diputados y senadores de todos los partidos.

Josefina Vázquez Mota aseguró que por acuerdo unánime se invitó a participar en el diálogo al movimiento encabezado por Sicilia, pero a partir de la minuta de ley ya presentada.

“Toda vez que se ha acordado con unanimidad de los integrantes de la Comisión de Gobernación trabajar en el proyecto de dictamen en conferencia con el Senado, se mantendrá el debate sobre la totalidad de la minuta para discutirla, analizarla, aprobarla, modificarla o rechazarla.

“Esta fase, como ha sido a lo largo del proceso legislativo se reitera el compromiso democrático de incorporar a los representantes del movimiento y a los actores interesados a los trabajos de revisión de la minuta”, dijo la legisladora del PAN al leer el breve comunicado.

Pidió al movimiento pacífico que no se sienta traicionado porque, agregó, los grupos parlamentarios están en la posición de mantener sus compromisos. Dichos compromisos adquiridos en el diálogo de Chapultepec fue discutir una decena de reformas de ley, entre ellas la de seguridad nacional, la de justicia y la política.

En la breve conferencia, pidió a su correligionario Javier Corral que explicara por qué presentó la minuta y las posibilidades de cambios. El legislador visiblemente molesto dijo que Sicilia debería de entender que se trata de un anteproyecto y no un decreto de ley. Incluso, señaló que como no está familiarizado con los términos legislativos se “confundió”.

Insistió que lo aprobado en la Comisión de Gobernación el pasado martes no era un dictamen, sino un proyecto de dictamen, por lo que aún no tiene el valor que los integrantes del movimiento le quisieron dar, pues aún se puede modificar.

Anunció que se trabajará en “conferencia parlamentaria” con el Senado de la República y que en esos debates podrá participar con toda libertad el movimiento de paz que encabeza Javier Sicilia.

Incluso, aseguró que le explicó a Sicilia esta diferencia de terminología legislativa.