Wednesday, June 24, 2009

"Amenazaron policías con decapitarme"



Nota de El Pueblo

Chihuahua.- Una noche de fiesta terminó en una pesadilla. No pensó al salir rumbo al bar que pasaría horas de pánico tras ser detenido y luego de recibir serias amenazas de muerte por parte de agentes de la Dirección de Seguridad Pública Municipal.

No quiso dar nombres, números ni calles, tiene miedo de que las amenazas se cumplan, mismas que lo han dejado intranquilo a pesar de que cómo el mismo reconoce, “si hubieran querido las hubieran cumplido”. "No le voy a poner ni a quitar nada, te voy a decir las cosas al chile, lo que la regaron ellos y lo que a lo mejor la regué yo, para que tu me digas si se pasaron y qué tanto".

Un estudiante estaba aburrido, era sábado, tenía poco dinero y ningún medio para moverse más que el transporte público. Salió de su casa y tomó el autobús, nos dice la ruta pero luego recula y nos pide omitirla para no tener más motivos para temer.

Luego de un rato en el bar de siempre, se topó con unos amigos quienes le invitaron algunos tragos que se le “cruzaron” y quedó algo tambaleante. Vive lejos y no tomó previsiones, ese fue su error.

Comenta que al ver que el bar cerraba, sus amigos se fueron pues el no les comentó que había llegado “a riel” y por eso tendría que volver a su casa del mismo modo, al menos eso pensó en principio, pues no sabía que tendría una noche muy larga que le permitiría esperar hasta la mañana para tomar el camión.

Caminaba por la zona centro, sólo, cansado y tranquilo, admite que iba tomado aunque puntualiza que no “como los que pasaban en los carros, ellos si iban hasta el (…..) pero no se evidenciaban por que iban tras los vidrios polarizados, mi error fue no tener para pagar un taxi y volver a mi casa con la misma discreción”.

Luego de unas cuadras, unos patrulleros lo detuvieron y le pedían 200 pesos para dejarlo irse, les explicó que su falta de efectivo era precisamente la razón por la que caminaba a esas horas y que su único deseo era volver a casa. Lo revisaron y al ver que no contaba con dinero más que menos de 10 pesos, lo subieron a la patrulla.

”En un momento pensé que tal vez me ayudarían y me acercarían un poco a mi casa, vi que me pusieron las esposas y empecé a preguntar que por qué, si no había hecho nada, ellos sólo se burlaban y me decían que me callara o me iban a golpear”.

Lo subieron a la patrulla y realizaron un recorrido gritándole que si “le gustaba la paseada”. En una zona comenzaron a hacer maniobras con el fin de divertirse viendo como trataba de sostenerse en su lugar y revolcándose por la caja de la pick up. Luego de que se repitiera esta acción varias veces, acabó por vomitar.

”Los policías se enojaron mucho, me empezaron a decir que me iban a matar y a decapitar, que iban a tirar mi cuerpo donde no lo encontraran hasta que se pudriera, que ellos eran los que hacían eso y que por pendejo me iba a pasar ahora a mí, la verdad si lo creí, pensé en gritar pero sabía que nadie me ayudaría, yo era un borracho en una patrulla, nadie me haría caso”.

A pesar de los resultados, volvieron a realizar “frenones” con el mismo objetivo de que se golpeara con la caja de la troca, aunque ahora de manera más agresiva y asegura que constantemente reiteraban sus amenazas.

Reconoce que no le dieron un solo golpe, aunque lo hubiera preferido a las horas de miedo que pasó sin saber que sería de él y que parecía que nunca acabaría. “Era horrible pensar que eso podría pasar, he visto en los periódicos decapitados y una vez me tocó ver una cabeza en el centro, sabía que había miles de casos y ya ahí no lo ví tan imposible, pero el hecho de que no me golpearan ni se dirigieran a las orillas de la ciudad me tranquilizaba.

Fueron más de 3 horas en la misma situación. “Al llegar a la comandancia me sentí aliviado, apenas me iban a meter a la celda y a permitirme llamar a mi familia cuando se hicieron comentarios, salió uno de los policías y me dijo que si lavaba unas patrullas me podía ir sin pisar la celda, de inmediato accedí pues ya lo que quería era irme, me apuré y en menos de media hora lavé dos patrullas”.

Llegó a su casa y su familia estaba preocupada, el había llamado hacía poco para decirles que se había quedado a dormir con un amigo y no preocuparlos, los golpes le dejaron moretones en el cuerpo pero no visibles bajo la ropa.

”Desde ese día ya no tomo ni salgo, no sé, yo no creo que haya hecho nada malo, iba caminando sin hacer ni siquiera ruido, de no haberme detenido hubiera llegado a mi casa en 20 o 30 minutos y me hubiera dormido, más que tomado andaba cansado, ahora le tengo entre miedo y odio a los policías, creo que sí se pasaron de lanza con las amenazas, no te imaginas el miedo que sentí, es la vez que más me he asustado en mi vida”.

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